Ciencia para impacientes

jueves, marzo 17, 2011

Ensaya'10: Segundo Premio




El siguiente ensayo fue galardonado con el Segundo Premio de 1000 euros del V Certamen 'Teresa Pinillos' de Ensayos de Divulgación Científica y Humanística Ensaya'10, que organizan la Universidad de La Rioja y Nexociencia.

La historia perdida de los planetas

Los geólogos somos contadores de historias y nuestro trabajo consiste básicamente en remontar el tiempo. Igual que un historiador escudriña documentos en archivos y bibliotecas, los geólogos leemos las rocas y paisajes como si fueran libros. Unos y otros contamos crónicas imperfectas, los primeros porque la historia del hombre y la cultura es rica en matices y detalles difíciles de conocer, y los segundos porque la historia de la Tierra es como un viejo libro del que sólo conservamos unas cuantas páginas sueltas. Pero, ¿por qué la información geológica es tan escasa y fragmentaria? Porque vivimos en un planeta dinámico donde la acción continua de los volcanes, el agua y el viento borran con facilidad las huellas del pasado.

La idea de que la Tierra es un planeta amnésico fue expresada por primera vez hacia 1879 por el geólogo Archibald Geikie en los siguientes términos: Aún cuando las rocas nos llevan muy lejos, a épocas remotísimas del pasado, no pueden conducirnos hasta el principio de la historia de la Tierra como planeta. Aquel tiempo primitivo solamente puede deducirse de otras pruebas, principalmente astronómicas. O dicho de otra forma, al igual que los historiadores se ven obligados a viajar a otros países en busca de los datos perdidos en nuestros archivos, los geólogos también aspiramos a poder viajar para completar nuestras narraciones; pero claro, se nos olvida un pequeño detalle: en 1879 homo sapiens vivía pegado a la superficie topográfica, pues aún no había aprendido a volar.
La idea de Geikie sería retomada ochenta años después por el químico estadounidense Harold Urey. Hombre influyente y de mente inquieta, Urey se ocupó de problemas tan dispares como el estudio de isótopos radiactivos (por lo que fue merecedor del premio Nobel de Química en 1931), el origen de la vida, la composición de la atmósfera de Venus y la naturaleza de los cometas, entre otros temas. En 1959 recibió el difícil encargo de redactar un informe para la recién nacida NASA donde debía establecer un objetivo científico y tecnológico que permitiera a los Estados Unidos competir contra la Unión Soviética en la carrera espacial. Viendo que el camino hacia el espacio próximo se despejaba, no dejó pasar la oportunidad y comenzó aquel encargo con la siguiente frase: La Luna es el único cuerpo grande accesible cuya superficie nos hace regresar a los comienzos del Sistema Solar. O dicho de otra forma, nuestro satélite natural es un mundo fósil en cuya superficie se conservan las páginas perdidas que le faltan al libro de la historia de la Tierra, y para comprobarlo sólo necesitamos unos simples prismáticos o un pequeño telescopio con el que poder observar desde la comodidad de nuestra casa montañas, valles y cráteres de miles de millones de años de antigüedad. Con este informe, germen del Proyecto Apolo, daba sus primeros pasos una nueva disciplina científica que entonces se bautizó con el exótico nombre de Astrogeología.


miércoles, marzo 02, 2011

Ensaya'10: Primer Premio




El siguiente ensayo fue galardonado con el Primer Premio de 2500 euros del V Certamen 'Teresa Pinillos' de Ensayos de Divulgación Científica y Humanística Ensaya'10, que organizan la Universidad de La Rioja y Nexociencia.


De bebés a poetas: integración conceptual, cognición espacial y la poesía de las emociones

La página CORDIS de la UE ofrece una lista, para 2007-2008, de unos cien proyectos españoles de formación de investigadores en el extranjero dotados con una beca Marie Curie de la Comisión Europea. Más de noventa de estos proyectos son de Biología, Química o Medicina, con alguna propuesta de Matemáticas o de Física aquí y allá. No más de cinco son de Ciencias Sociales o de Humanidades, relacionados con la idea de Europa o con cuestiones étnicas o migratorias.
Y uno de estos proyectos Curie españoles tiene como objeto de estudio la poesía lírica. Sí, ha leído bien: la poesía.
Sorprende, claro. Las Humanidades son víctimas de una sociedad utilitaria. En mi opinión, también lo son de su propio enclaustramiento, y de su frecuente desdén por lo que queda más allá de sus lindes. Esto conduce muchas veces a una conversación interna, de espaldas al público y a nuestros colegas al otro lado del campus.
¿Cómo se consigue entonces semejante financiación europea para estudiar metáforas poéticas? ¿Está bien gastado este dinero? ¿Qué interés científico tiene esta propuesta? Este ensayo intenta explicar cómo una investigación sobre uno de los temas más «humanísticos» que quepa imaginar puede producir resultados de interés para el estudio de la cognición humana, del desarrollo infantil, o de la psicología de las emociones, sin por ello renunciar a su condición de análisis cultural, literario. Se trata de un sincero intento de traspasar las puertas de la Facultad, de llegar al otro lado del campus y, quién sabe, tal vez incluso al mundo exterior.